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Personajes

Ermessenda de Castellbó

Ermessenda de Castellbó

La trilogía “Ermessenda” está inspirada en la sorprendente historia real de una de las grandes damas soberanas de la Edad Media: Ermessenda de Castellbó. Nacida en Cataluña en 1195, Ermessenda fue el fruto de la unión prohibida entre dos influyentes familias señoriales del Alto Urgel: Los Castellbó y los Caboet. El motivo por el que tanto el obispo como el conde de Urgel pusieron el grito en el cielo cuando los abuelos maternos y los paternos de Ermessenda manifestaron el deseo de casar a sus respectivos hijos, fue que ambos señoríos, ya por separado, eran demasiado poderosos, revoltosos, cuestionadores de las reglas y de la autoridad, y sobre todo, anticlericales, como para permitir que se unieran. 

Juntos, serían una verdadera amenaza para las jerarquías establecidas. Mientras que la familia de Arnau poseía el vizcondado de Castellbó, muy cercano a la Seu de Urgel, la de Arnaldina estaba en poder del valle de Cabó, el de San Juan y el de Andorra. El conde y el obispo ejercieron su influencia para evitar esta unión en un principio y lograr que Arnaldina se casara, a los catorce años de edad, con un caballero del círculo íntimo de  amistades del conde y adicto a la Iglesia.

 

De este primer matrimonio, Arnaldina tuvo un hijo llamado Beltrán Junioris, pero cuando su marido falleció, unos pocos años después, el conde de Urgel también había fallecido y el joven Arnau supo negociar con el también joven Ermengol (sucesor del viejo conde) para poder al fin concretar su postergado matrimonio con la viuda Arnaldina de Caboet. La férrea resistencia que la unión de los padres de Ermessenda tuvo que enfrentar para poder concretarse sería un antecedente de lo que ocurriría décadas más tarde con su propio matrimonio. Éste se toparía con una oposición aún más avasalladora, dado que la unión de las ya fortalecidas casas de Castellbó-Caboet con los grandes señores occitanos de Foix, del otro lado de los Pirineos, terminaría por desbalancear por completo el equilibrio del poder en toda la zona, y eso era algo que el riguroso “establishment” de la época no podía permitir. Esta vez, el hijo del conde y el sucesor del obispo que se opusieron a la unión de los padres de Ermessenda serían quienes intentarían a toda costa evitar su unión con el joven hijo del conde de Foix, Roger Bernard.

 

 

Ermessenda fue la única hija de Arnau de Castellbó y, tras la muerte de su madre y de su medio hermano, ella sería la heredera universal de sus tierras. Como tal, a pesar de ser mujer, fue instruida en todas las materias necesarias para asumir el gobierno de sus tierras cuando llegara el momento. Si bien su matrimonio con Roger Bernard no pudo llevarse a cabo del modo planeado, debiendo superar durísimas pruebas que se detallan en el primer libro de la saga (Los dos castillos”), cuando Ermessenda viajó al Languedoc para conocer a su prometido comenzó a relacionarse y simpatizar con un grupo de cristianos disidentes que abundaban en aquellas tierras y a los que denominaban los cátaros. Los cátaros eran pacifistas y ascéticos. No comían carne. No mataban ni dañaban animales ni seres humanos por ningún motivo. No usaban armas ni acudían a la violencia… ni siquiera para defenderse.

No creían en el matrimonio, ni en el bautismo ni en la eucaristía, ni adoraban al símbolo de la cruz. Aunque eran tan inofensivos que todos los llamaban “buenos hombres” y “buenas mujeres”, sus diferentes creencias resultaron tan inaceptables para la intolerante Iglesia medieval que pronto los declararon “herejes”. En 1209 el papa y el rey de Francia iniciarían una feroz cruzada con el fin de exterminarlos. Los despiadados cruzados comenzarían a ejecutar en masa a los pobres cátaros del Languedoc, por el único crimen de pensar distinto. Fue allí cuando Ermessenda adquirió un importante papel en su rescate, guiando a grandes números de fugitivos de la cruzada a través de los Pirineos hasta sus dominios catalanes, en donde estaban a salvo.

 

Allí les dio asilo, ofreciendo a unos la hospitalidad más generosa y facilitando a otros los medios para buscar refugio. También mandó a construir castillos para su protección. Ermessenda fue, en una palabra, la Providencia de todos los que acudían a ella en esos tiempos aciagos. Más adelante, poco antes de morir, terminaría por convertirse ella misma a la religión de los cátaros. Todo esto le valdría, sesenta años después de su muerte, una condena “post mortem” en la que la Inquisición la declararía culpable de herejía. Como castigo, sus restos y los de su padre Arnau (también declarado hereje) debían ser desenterrados del convento en el que descansaban en paz y quemados para que no pudieran estar presentes el día del juicio final. Con ese ignominioso acto, sus enemigos intentaron borrarlos para siempre de la faz de la tierra. Fracasaron. Ermessenda dejaría hijos en el mundo, y éstos a su vez tendrían hijos y nietos también…

 

 

Ocho siglos más tarde, una de sus descendientes directas, nieta de Ermessenda de vigésimo sexta generación, decidiría novelar su historia para compartirla con el mundo en una épica trilogía en su honor.

Personaje

histórico

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La autora: Mariana Vernieri

Mariana Vernieri nació en 1977 en Buenos Aires, Argentina, destino histórico de inmigración de los más variopintos rincones del mundo. Este exuberante cóctel de pueblos y de historias la llevó a emprender la búsqueda de sus propios orígenes familiares. A lo largo de años de exploración tan apasionada como documentada, Mariana elaboró un árbol genealógico especialmente frondoso, cubriendo más de cuatro mil antepasados y familiares y logrando remontarse hasta el siglo XIII y antes aún. De una de las ramas de este árbol brota la saga “Ermessenda”, inspirada en la asombrosa historia real de sus ancestros Ermessenda de Castellbó y Roger Bernard de Foix

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