El Condado de Foix
Ya desde tiempos prehistóricos, el peñasco de piedra calcárea en el que se alza el imponente castillo de Foix fue un lugar estratégico para la supervivencia. Elevado en la confluencia de los ríos Ariège y Arget, estaba rodeado de agua fresca y de rica vegetación, ofreciendo a sus pobladores alimento en abundancia así como resguardo ante los peligros de la naturaleza y los eventuales ataques de otros humanos. Desde la altura, era fácil divisar los movimientos de presas y predadores por igual. Al mismo tiempo, sus cuevas rocosas ofrecían un privilegiado refugio natural.
Desde el Siglo VIII, Foix formaba parte del condado de Carcasona, hasta que, alrededor del año 1000, el entonces conde de Carcasona, Roger I de Cominges, se lo otorgó en herencia a su hijo menor, Bernard Roger de Couserans. Éste se independizó de sus hermanos y otorgó el primer título de conde de Foix a su hijo Roger, que pasó a llamarse Roger I de Foix.
A partir de entonces, Foix quedó configurado como un condado medieval independiente (gobernado por los condes de Foix).
En el principio, el castillo de Foix contaba tan sólo con una torre, la primera construida y que un milenio después aún se mantiene en pie, llamada la “Torre del Arget”. Siglo tras siglo, se fue ampliando y fortificando en etapas, para estar siempre a la vanguardia de la seguridad y el confort.
A lo largo de la historia, cuatro veces sus enemigos intentaron tomarlo por la fuerza. Tan infranqueable era el castillo, que todas ellas fallaron. Sólo en la cruzada albigense el castillo de Foix cayó, por unos años, en manos del sanguinario Simón de Montfort, aunque pronto volvió a ser recuperado por los condes. Sin embargo, su temporaria caída no fue por asedio sino como precio a pagar por la derrota fuxeana en el campo de batalla.
El castillo estaba (y aún está) emplazado en medio de la maravillosa ciudad de Foix, un sitio de impresionante belleza, y una enorme riqueza, no sólo económica sino también cultural y arquitectónica. Más allá de sus confines, el condado contaba con múltiples poblaciones gobernadas por señores, que, aunque subordinados a los condes de Foix, tenían cierta voz en el mando de sus tierras, ya que se manejaban por un código de paratge a diferencia de los modelos feudales más rígidos del resto de Europa. Entre estas poblaciones se distinguían Mirepoix, Tarrascon, Castelverdun, Mérens, Ax-les-Thermes, Lordat, Saverdun, y por supuesto Montségur que durante la Inquisición se convertiría en el último reducto de protección de los cátaros perseguidos en el Languedoc.
El Condado de Foix del siglo XIII fue un lugar privilegiado para vivir. Sus pueblos y aldeas disfrutaban de considerables privilegios y derechos consuetudinarios sobre montañas, bosques y aguas. Hasta la Revolución Francesa, el condado le otorgaba un estatus feudal a sus habitantes que era mucho más favorable para la gente que en las vecinas tierras de la corona francesa. Esta particular situación jurídica encuentra su origen en la geografía y la historia local así como en la política de los señores de Foix muy benevolente con sus súbditos.
Preocupados por las libertades y el bienestar de sus súbditos, los condes de Foix ejercieron una práctica de poder "progresista", adelantada a su tiempo.
Además de esto, los condes de Foix estaban íntimamente involucrados con la doctrina cátara, al punto que tanto la esposa de Raimond Roger como su hermana Esclarmonde se habían convertido en Perfectas justo antes del inicio de la cruzada. Por ello, junto con los condes de Toulouse, los Foix fueron los mayores defensores de los cátaros tanto durante la cruzada como en la Inquisición.
Más tarde, el condado de Foix pasaría a ser una provincia de Francia, cuyo territorio correspondía aproximadamente a la parte oriental del actual departamento de Ariège.
El castillo de Foix, fotografía tomada por la autora en 2022.
Cuadro genealógico de los condes de Foix
Foix, fotografía tomada por la autora en 2022.
Mariana Vernieri, autora de la trilogía "Ernessenda", en el castillo de Foix. 2022.
Lanzamiento del segundo libro de la trilogía:
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Mariana Vernieri nació en 1977 en Buenos Aires, Argentina, destino histórico de inmigración de los más variopintos rincones del mundo. Este exuberante cóctel de pueblos y de historias la llevó a emprender la búsqueda de sus propios orígenes familiares. A lo largo de años de exploración tan apasionada como documentada, Mariana elaboró un árbol genealógico especialmente frondoso, cubriendo más de cuatro mil antepasados y familiares y logrando remontarse hasta el siglo XIII y antes aún. De una de las ramas de este árbol brota la saga “Ermessenda”, inspirada en la asombrosa historia real de sus ancestros Ermessenda de Castellbó y Roger Bernard de Foix.