Ni siquiera de un mes de felicidad llega a disfrutar Ermessenda con su nuevo esposo cuando la guerra separa sus caminos. Después de arrasar con Bèziers, el sanguinario Simón de Montfort  y sus tropas tienen un nuevo objetivo: las tierras del vizconde Trencavel. 

Ermessenda no está dispuesta a permitir que sus queridos amigos y aliados sufran el mismo destino que la pobre gente de Bèziers. Mientras su esposo se prepara para la guerra, ella se juega la vida para salvar a otros. Lo arriesga todo para rescatar a tantos cátaros como le sea posible y cruzar con ellos las montañas para darles asilo en su Cataluña natal. 

Si logran sobrevivir a la peligrosa travesía, del otro lado estarán a salvo, porque allí los cruzados no cuentan con permiso papal para perseguirlos. Pero si los hombres de Montfort llegaran a interceptarlos, las crueldades a las que los sometería son inimaginables. Mientras el enemigo del norte amenaza con exterminarlos, en el plano personal otra amenaza se cierne sobre su pareja: En la separación forzada, ambos forjarán nuevas alianzas y serán expuestos a tentaciones que pondrán a prueba su amor, despertando pasiones que podrían resultar tan mortales como la propia guerra.

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